La Secretaría de Hacienda y el próximo Presidente

 

Carlos Elizondo Mayer-Sierra.

El extitular de la Secretaría de Hacienda, José Antonio Meade, difícilmente llegará a la Presidencia. De Hacienda a Los Pinos sólo lo ha logrado José López Portillo, quien encabezó esa dependencia únicamente por dos años y no había trabajado antes en ella. Ganó en una elección sin contrincantes

31 de Mayo de 2018

La derrota de Meade no sólo será la de un representante de la tecnocracia, sino que el más probable ganador, López Obrador, ha sido el más duro crítico del modelo de desarrollo impulsado por esa tecnocracia. AMLO surge como líder nacional por la crisis de 1994 y en particular por el Fobaproa.

Hacienda ha sido la secretaría más fuerte de las últimas décadas, más que Gobernación. Ésta fue la más poderosa en los años de hegemonía priista y de donde provinieron la gran mayoría de los presidentes. Las recurrentes crisis económicas hicieron a Hacienda central para estabilizar la economía, aunque la de 1994 haya sido en buena medida su propia responsabilidad, al defender como perro un régimen cambiario fijo.

En su ámbito, ha surgido un solo organismo autónomo, el encargado de la política monetaria, el Banco de México (Banxico). El contraste con la Secretaría de Gobernación es notable. Ésta ya no controla las elecciones, lo hace el INE, ni la información pública, hoy responsabilidad del INAI. La seguridad pública había sido trasladada a otra secretaría (aunque absurdamente regresada a su ámbito de acción en este sexenio). La Suprema Corte ya no recibe instrucciones de Gobernación, como sucedía con frecuencia en el pasado.

Banxico no ha tenido que ejercer su autonomía. Se han dado algunas tensiones entre éste y Hacienda, pero en detalles, no en el fondo de la dirección de la política económica. Los gobiernos desde 1994 no han tratado de romper la estabilidad macroeconómica.

Los órganos reguladores, como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la Comisión Nacional para del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), por citar los dos más visibles, son organismos desconcentrados dependientes de Hacienda. La banca de desarrollo y el SAT también dependen de esta secretaría.

El futuro titular de Hacienda determinará quién encabeza estas instituciones. Si bien Banxico participa en los órganos de gobierno de las instituciones vinculadas con el sector financiero, y en esta materia parte de la regulación requiere su aprobación, está por verse qué tan preparado está para ejercer su autonomía. Se puede argumentar incluso que no lo han hecho bien en los últimos años, dado ciertos nombramientos en la banca de desarrollo en esta administración. No sorprende. En su Junta de Gobierno prevaleció un reclutamiento donde se priorizó la lealtad a esa tecnocracia encabezada por Meade.

Hacienda, como lo explicó Jesús Silva-Herzog hace unos meses, es una “tecnocracia en cueros” (https://goo.gl/d6RGqz). El gobernador de Chihuahua, Javier Corral, desenmascaró la transferencia partidista de fondos discrecionales controlados por Hacienda, y ésta, a su vez, lo castigó reteniéndole fondos y disminuyendo partidas que antes habían fluido con generosidad cuando el gobernador anterior era amigo, César Duarte. Este caso es uno entre muchos de politización. La gran mayoría no es visible.

El actual titular, José Antonio González Anaya, fue a Tijuana a apoyar a su amigo y candidato del PRI a la Presidencia de cara al segundo debate. Esto puede ser visto como normal en una democracia. Su viaje fue en fin de semana. El pecado se encuentra en el reciente uso político de más de una decisión de esa entidad, mismas que no fueron frenadas por el servicio civil que supuestamente tiene y del que emanaron tanto González Anaya como Meade.

El éxito de un servicio civil de carrera es no ser partidista y estar preparado para defender las decisiones con criterios exclusivamente técnicos y legales. Eso le permite tener la legitimidad para contender contra un presidente de la República opuesto al ámbito de sus responsabilidades, como lo ha mostrado el Departamento de Justicia en Estados Unidos en su relación con el presidente Trump.

Si AMLO gana la Presidencia, ha prometido bajar en 50 por ciento los salarios a la alta burocracia y quitarles el seguro de gastos médicos mayores. Si lo cumple, y creo que lo hará, muchos se irán a buscar otras oportunidades laborales, empezando por los funcionarios de Hacienda. Esta pérdida de capital humano ya lleva cerca de una década.

De ganar AMLO, buscará hacer de Hacienda el impulsor de un nuevo modelo de desarrollo, participando activamente en la economía y usando sus facultades regulatorias con ese objetivo. Su reto será hacerlo sin distorsionar la economía de forma tal que el crecimiento se vea afectado, sin llevar a un desequilibrio macroeconómico que lo haga insostenible y sin alienar al inversionista. No es fácil lograrlo. Va a depender mucho de quien encabece Hacienda y qué fuerza tenga su titular frente a AMLO. La tecnocracia hacendaria que se quede no tendrá la suficiente legitimidad para aconsejar cuál es la mejor ruta.

 

Profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey

 

Pin It on Pinterest